Agro

“Los Drones” aterrizan con la cría en campos agrícolas

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ego de varios años en los que habían tomado caminos diferentes, la agricultura y la ganadería vuelven a converger en los sistemas mixtos.

Los motivos que en su momento las habían obligado a separarse, por la falta de previsibilidad y de rentabilidad en la producción de carne, ya parecen no estar. No solo cambió el escenario para la ganadería sino que, en muchos casos, se convirtió en una opción más segura que la agricultura, muy baqueteada en las últimas campañas por el clima.

La posibilidad de diversificar la producción y los riesgos que ofrecen los campos “agrícola-ganaderos” fue lo que motivo a un grupo de productores de la zona de Colonia Almada a dar un paso más allá: tomar la decisión de crecer en ganadería en la zona agrícola.

Conformado dentro de la estructura de Cambio Rural en enero de 2015, el grupo Los Drones nació inicialmente para hacer frente al problema de las malezas resistentes que tenía la agricultura en la zona. Sin embargo, al poco tiempo definió tres objetivos concretos de trabajo.

“Uno es la sustentabilidad, que exigía producir con menor impacto ambiental; otro era producir dentro de la normativa de la ley provincial de aplicación de fitosanitarios y el tercero, mejorar los indicadores ganaderos de aquellos productores que ya estaban trabajando en la producción de carne”, explicó a Agrovoz Mónica Fraresso, asesora técnica del grupo desde su inicio.

A partir de los altos costos que comenzó a tener la agricultura y la participación en el grupo de varios productores mixtos, la idea de generar un proyecto conjunto comenzó a tomar cuerpo.

“Como había varios integrantes que hacían recría y engorde, el grupo se inclinó por el abastecimiento de sus propios terneros, a partir de un proyecto de cría”, aseguró Fraresso.

Modelo base

El Inta Oncativo junto con la experimental de Manfredi, a través de las áreas de Producción Animal y de Economía, le ayudaron a Los Drones a realizar el análisis técnico y a ponerle números al proyecto.

Hace dos años, cuando se hizo la primera evaluación, los kilos producidos en una unidad de ciclo completo con una carga animal de 3,5 vacas por hectárea aportaban un margen bruto equivalente a 80 quintales de soja por hectárea. Muy por encima de los cinco A 10 quintales que deja la soja en la zona, con alquiler incluido.

“La unidad base es arrancar con 300 vacas madres, de buena genética, con una relación de 30 vacas por cada productor integrante. La cantidad de hectáreas a alquilar dependerá de la zona y la capacidad de carga de esa superficie. La idea de crecimiento no tiene techo”, puntualizó Fraresso.

El grupo se encuentra por estos días abocado a la tarea de conseguir el campo. La tarea no es sencilla debido a que en la zona no son muchos los establecimientos que han quedado con infraestructura mínima (alambrados, corrales y mangas) para ganadería. No obstante, sus precursores están analizando algunas alternativas, siempre bajo la premisa de que la mejor ganadería se hace en campos agrícolas.

Inspirador

Desde hace más de una década, en Colonia Almada, Richard Resiale integra la agricultura con la producción de carne en un ciclo completo. Como integrante del grupo, su modelo sirvió como experiencia para que Los Drones comenzara a incursionar de manera decidida en la ganadería.

Sobre una base pastoril con suplementación con silo, Resiale maneja dos rodeos de cría en zonas agrícolas. Uno con 80 madres en Colonia Almada y otro con 300 vientres en James Craik. “Toda la producción de terneros se recría y se termina en el campo en Colonia Almada”, comentó el productor.

Con una carga de seis vacas por hectárea, Resiale tiene en Colonia Almada un modelo de cría sobre pasturas perennes, base alfalfa. La dieta invernal incluye el pastoreo de verdeos y de rastrojos de maíz y de soja con el suplemento del silo.

A poco más de 60 kilómetros de ahí, en James Craik, el productor repite la receta. “Hay 120 hectáreas de pasturas consociadas para el verano y el invierno sobre rastrojo de soja y maíz suplementado con silo”, precisó Resiale. El nivel de napa que tiene este campo, a una profundidad de dos metros, hace que las alfalfas aporten más volumen de alimento que en el de Colonia Almada.

A la hora de repasar los números del modelo mixto, Resiale los tiene claros. Sostiene que en años normales, la producción de soja en Colonia Almada tiene un margen bruto de entre 20 a 22 quintales por hectárea, con costos de 15 a 17 quintales sin pagar alquiler.

“En cambio una hectárea produciendo carne representa 40 quintales de soja, la gran diferencia es el costo de producción de la carne que es más barata”, comparó el productor.

A pesar de que el valor del maíz aumentó la ecuación de gastos, no tiene dudas de que la ganadería en campos agrícolas en el centro de la provincia sigue siendo más rentable que la agricultura.

Fuente:La Voz

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