Policiales

Crimen en Chipión: «No sé qué nos pasó, estábamos pasados de droga, no quisimos matar, solo robar»

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Duras penas recibieron los imputados por el robo y homicidio de Edelmira Adalid (78) yDélico Pusetto (81) ocurrido en 2017 en Altos de Chipión, durante el juicio por jurados que finalizó hoy en la Cámara del Crimen de los tribunales de la Quinta Circunscripción Judicial con asiento en nuestra ciudad.

Maximiliano Alberto Scolastrichi (29) y Jorge Nahuel Ibáñez (25) fueron hallados culpables de los delitos de «violación de domicilio» y «coautores de doble homicidio en ocasión de robo». El primero recibió la pena de 23 años, de prisión en tanto que el Ibáñez fue condenado a 22 años.

Por su parte, Matías Nicolás Espíndola (18), quien al momento del hecho era menor de edad, fue absuelto por mayoría del delito de «partícipe necesario de violación de domicilio y robo» que la acusación le atribuía.

«No sé qué nos pasó, estábamos pasados de droga y alcohol, no quisimos matar a nadie, solo robar», declaró arrepentido uno de los acusados.

Cómo votaron los jurados

La defensa de Scolastrichi e Ibáñez había solicitado la mínima pena, mientras que el abogado de Espíndola, su absolución.

Finalmente, el tribunal resolvió no hacer lugar a lo pedido por la fiscal de Cámara, que pidió para Scolastrichi e Ibáñez 25 años de cárcel.

Tampoco coincidió en el caso de Espíndola, ya que la fiscal había pedido su condena al considerarlo el «entregador».

Por su parte, los ocho jurados populares decidieron de manera unánime que Scolastrichi e Ibáñez son culpables, no obstante el voto estuvo dividido en el caso de Espíndola.

La lectura del veredicto se concretó a las 14.20 y estuvo a cargo del presidente del tribunal de la Cámara Criminal y Correccional, Mario Comes. Los fundamentos de la sentencia serán leídos el 13 de noviembre.

Tras conocerse la sentencia, los dos condenados fueron rápidamente retirados de la sala por personal del Servicio Penitenciario, en tanto que el tercer involucrado, Espíndola, libre, se retiró en compañía de su padre.

 

 

Los tres imputados antes de conocer la sentencia 

 

Los alegatos

El primer alegato estuvo a cargo de la fiscal de Cámara Consuelo Aliaga Díaz. Con contundencia, la acusadora pública fue desmenuzando la prueba que obraba en contra de los acusados, efectuó un somero análisis del delito cometido por Scolastrichi e Ibáñez y de la posible pena a aplicar a ambos acusados.

Aliaga indicó que fue un caso de excesiva violencia en donde quedó demostrado que si un anciano se moría, poco importaba.

En el caso de Espíndola, la fiscal pidió que se lo declarara culpable como «partícipe necesario del delito de violación de domicilio y robo», porque «quedó demostrado que él fue quien le pasó el dato a Ibáñez y Scolastrichi sin saber lo que podía llegar a pasar».

«Ambos acusados son jóvenes, pueden readaptarse, no poseen antecedentes penales y han dado muestras de arrepentimiento», señaló la fiscal de Cámara y solicitó que a Scolastrichi e Ibáñez se los condenara a la pena de 25 años de cárcel.

A su turno, el querellante particular Rubén Caffaratta dijo que «los imputados no tuvieron respeto por dos personas que se encontraban en total estado de indefensión».

Para el abogado, que representó a una de las hijas del matrimonio asesinado a golpes, la pena solicitada por la fiscal de Cámara resultó ajustada a derecho, es más, no la encontraba fuera de contexto, «lo primordial es el valor de la vida que es el bien más preciado, por eso es que adhiero en todo a lo expresado por fiscal».

 

 

 

Revés para la defensa, que pidió la mínima pena

Ante la acusación de la fiscal de Cámara, el abogado Mario Ruíz, defensor de Ibáñez, solicitó un cuarto intermedio de 24 horas para rearmar la estrategia defensiva de su asistido. El defensor de Scolastrichi, César Testa, adhirió a la solicitud de Ruíz, a la que se opusieron la fiscal de Cámara y el abogado querellante.

Tras un cuarto intermedio de 30 minutos, el tribunal resolvió no hacer lugar a lo solicitado por el defensor Ruíz, por lo que se le dio continuidad a la audiencia.

En su alegato, el defensor de Espíndola, Lucio Sarnago, adelantó su discrepancia con lo expresado por la fiscal de Cámara y el querellante particular solicitando la absolución de su defendido.

Los abogados Testa y Ruíz discreparon con la acusación de la fiscal Consuelo Aliaga pidiendo una morigeración en la pena a imponer a sus asistidos, pidiendo concretamente que se les aplicara el mínimo de la escala penal.

 

 

 Familiares de las víctimas presenciaron el final del juicio 

 «No buscamos venganza, solo justicia»

 Tras escucharse los alegatos, el presidente del tribunal le otorgó la última palabra a Daniela Pusetto, hija de las víctimas, quien con lágrimas en los ojos expresó: «No buscamos venganza, solo pedimos que se haga justicia por la injusta muerte de nuestros padres».

Los familiares de las víctimas se mostraron conformes con la pena aplicada: «A nuestros padres no los vamos a tener más, pero ellos van a estar mucho tiempo en la cárcel», dijo Pusetto.

 

 

 

«Somos jóvenes, estamos arrepentidos»

 

 De los tres acusados, el único que no habló fue Matías Espíndola. Scolastrichi volvió a pedir perdón a la familia y aseguró: «No sé qué nos pasó, estábamos pasados de droga y alcohol, no quisimos matar a nadie, solo pretendíamos robar».

Ibáñez tuvo palabras similares, solo que pidió clemencia: «Somos jóvenes, estamos arrepentidos de lo que hicimos», señaló y tras ello el presidente del tribunal clausuró el debate.

Luego de dos horas de cuarto intermedio, se conoció la resolución.

Al abogado Ruíz adelantó que luego de conocer los fundamentos analizará la posibilidad de recurrir en casación ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ).

 

 

 

Una pesadilla con el peor final 

 Los dos ancianos vivieron la peor pesadilla de su vida en la madrugada del 29 de abril del año pasado.

Alrededor de las 5 de la mañana, los delincuentes ingresaron a su vivienda de calle Sarmiento al 800, en Altos de Chipión, para robarles y los golpearon salvajemente. Ese brutal y trágico suceso acabó con la vida de Délico. Su mujer, Edelmira, fue trasladada de urgencia a una clínica de Córdoba tras los golpes que recibió, pero falleció días después porque no pudo recuperarse de semejante crueldad.

El caso fue investigado por el fiscal de Morteros Alejandro Acuña. El primero en caer detenido fue Ibáñez en Marull y luego, en Brinkmann, Scolastrichi. Al primero se le secuestraron 4.400 dólares ocultos en una bolsa de nylon que había enterrado al lado de su vivienda. En poder de Scolastrichi la policía halló 4.800 dólares, 1.000 pesos y un revólver calibre 22. 

El dinero en ambos casos era producto del fatal asalto. El menor fue aprehendido días después.

Fuente: La Voz de San Justo

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