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Crimen de Natalia Vercesi: a diez años, buscan reabrir la causa

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Dos fiscalías de distinta jurisdicción, la de Morteros y la de Las Varillas, resolvieron queAlejandro Bertotti (hoy, de 47 años) pueda constituirse en querellante en dos causas que investigan el accionar de funcionarios judiciales y policías que intervinieron en la investigación del crimen de su esposa, Natalia Vercesi (27), el que hace exactamente 10 años conmocionó a San Francisco y el país.

Una de las denuncias efectuadas por Bertotti apunta al fiscal de Delitos Complejos, Bernardo Alberione -que investigó el caso-; al fiscal de instrucción del 1º turno, Oscar Gieco, y a funcionarios públicos. La misma, en un principio recayó en el fiscal de Morteros, Alejandro Acuña, aunque ahora se encuentra en el Juzgado de Control de Arroyito, al aguardo de una resolución y la citación de Bertotti para ampliar la testimonial. Aunque se demora, porque la jueza a cargo está con licencia por maternidad, por lo que se deberá esperar el nombramiento de un juez sustituto.

La segunda denuncia radicada por el exbasquetbolista y kinesiólogo apunta a los policías Jorge Mattalía, Nicolás Valero y Luis Díaz, y al fiscal Alberione. En este caso, la causa recayó en la fiscalía de Las Varillas, a cargo de Diego Julián, quien ya tomó declaración a Bertotti que fue trasladado desde la cárcel local hasta esa ciudad.

La defensa del viudo -que cumple condena perpetua- sostiene que durante el proceso se omitieron pruebas y esto obstaculizó llegar a la verdad.También, que Bertotti fue víctima de un «apriete policial», lo que denunció y la Justicia «cajoneó».

Afirma que en el proceso de investigación no se respetaron ciertas garantías y además califica de «ilegítima, ilegal, arbitraria e ilícita» la primera declaración prestada por el otro condenado, Leonardo Forti, ante el fiscal Alberione.

Asegura que a Forti «lo plantaron» en la escena del homicidio y los verdaderos asesinos están libres. Según el viudo, serían dos encapuchados que ingresaron a la casa. 

 

 

Urquiza 94, donde ocurrió todo 

Un largo camino judicial

Hoy se cumplen diez años de aquel trágico anochecer del 8 de julio del 2009 en el que Natalia, embarazada de seis meses, murió tras recibir al menos 24 puñaladas en su casa de avenida Urquiza 94. Por el hecho, Bertotti fue condenado a prisión perpetua. La misma pena recibió su cómplice, Forti, que tenía 20 años cuando fue detenido.

«Fui condenado por un homicidio en el que no hubo móvil, no hubo arma homicida, ni mi ADN en la escena del crimen», dijo Bertotti en una de las últimas entrevistas periodísticas que dio desde el penal de San Francisco, donde se encuentra alojado desde el 29 de julio de 2009.

Con una inspección ocular a la casa en donde mataron a la joven, abrió el juicio en 2011 (Archivo)

Pasó una década, y en el medio, varios abogados; un juicio que se robó la atención de toda una ciudad durante casi un mes; un fallo contundente; una sociedad que pasó del reclamo por inseguridad a la condena social; el rechazo en 2015 por parte de la Corte Suprema de un recurso de queja presentado por la entonces defensa de Bertotti y el peregrinar de unos padres que sostienen la inocencia de su hijo.

Nelly Mitchell y Roberto Bertotti junto al nuevo abogado de Alejandro, Fabián Manrique, quieren que se reabra la causa y se revise la sentencia. Confían en reunir pruebas que cambiarían la orientación de la investigación y bastarían para anular el juicio.

Aseguran que poder constituirse en querellantes -lo que les permite aportar testigos, pruebas- es un paso importante. Otro, que en mayo de 2017 ingresara a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos el expediente del juicio a Bertotti y que este órgano no haya desestimado el planteo. 

«Creo que Forti no estuvo allí», dijo Manrique sobre ese miércoles trágico. «A Forti lo apretaron», agregó el abogado refiriendo a una denuncia y declaración periodística que el padre del joven realizó tras el juicio.

Familiares de Natalia durante el juicio (Archivo) 

Manrique contó a LA VOZ DE SAN JUSTO que cuando comenzó a estudiar la causa, advirtió «algunos elementos poco claros, como una denuncia contra el fiscal Alberione efectuada por el padre de Bertotti en 2011 y también los dichos de un periodista de esta ciudad, Julián Medina, quien conoce cómo Forti apareció en la fiscalía de Alberione diciendo que quien había requerido sus servicios era Bertotti».

El defensor refiere a la versión -confirmada por el tribunal-, de que el viudo planificó el asesinato de su mujer y su hija por nacer y para consumar su plan se valió de la colaboración de Forti, promesa de pago mediante y aprovechando la alta vulnerabilidad de éste por su adicción a las drogas.

«La denuncia hecha por el padre de Alejandro fue cajoneada, ‘durmió’ todos estos años, nada hizo por su avance el anterior defensor, Macelo Brito», señaló Manrique. Luego, Bertotti sumó otra denuncia contra Alberione por «omisión de deberes de funcionario público» y también contra el fiscal Gieco, «por desviar la investigación sobre la denuncia contra Alberione».

 

 

Alegan irregularidades en la detención de Forti

Para apoyar su postura de que a Forti «lo plantaron» en la escena del homicidio, Manrique recordó que en noviembre de 2016, Carlos Forti, padre de Leonardo, radicó una denuncia penal contra Alberione, con quien dice que hizo un acuerdo espurio (dijo que el fiscal le habría asegurado que a su hijo no le pasaría nada, y al poco tiempo iría a una granja por rehabilitación a las drogas).

Forti también denunció al policía Valero, a quien consideró «fiel perro ladero de Alberione», alegando que de su parte sufrió «persecución, amenazas y agresión» tras conocerse lo sucedido en Urquiza 94.

Fabián Manrique, abogado de Bertotti 

Manrique considera que al ser detenido «Forti no podía ni caminar, sin embargo, firmó prolijamente el acta de detención». Además, dijo que esa firma «incluso, fue diferente a la realizada al momento de la indagatoria», dejando la duda de que «podrían haber sido falsificadas». En tanto, cree aún más grave que Forti «haya declarado sin antes someterse a una pericia forense que confirmara en qué condiciones estaba».

«Aquí hay irregularidades claras y las están tapando. Si fueran ciudadanos comunes, irían presos, pero son funcionarios judiciales», siguió Manrique.

«A Forti lo detuvieron a las 12.30, y el fiscal Alberione ordenó la indagatoria a las 15 del mismo día. Nunca a alguien se lo detiene y se lo indaga en el mismo día. Al leer la indagatoria de Forti, veo que usa términos como si ese relato hubiese sido hecho en una oficina, con un léxico técnico», añadió.

Además, el abogado sostiene que el defensor de Forti, Sergio Corón Montiel, «no estuvo presente en la indagatoria».

Manrique también cuestionó que, «al unirse a la defensa de Forti el doctor Mario Ruiz, cuando llega la causa a la Cámara del Crimen, en el ofrecimiento de prueba, piden que se le realice una resonancia magnética, un análisis del cerebro de Forti porque había consumido mucha droga en su vida. La Cámara les contesta que esa prueba no se iba a hacer porque ya se la habían hecho, pero era mentira, porque la prueba que le hicieron es la simple pericia para saber si podía comprender la criminalidad de sus actos, la que se le hace a cualquier detenido, y no un análisis más acabado».

«A Forti lo apretaron. Se investigaba otra muerte vinculada a las drogas en Frontera. Allí entra Forti. Le dijeron: ‘Vos servinos en esta causa, si no, del otro lado (Santa Fe), tu pena será peor'».

«Nosotros sostenemos que Forti nunca estuvo» en Urquiza 94. «Se aprovecharon de él, pero esto es un entretejido mucho más grave que nadie se anima a decir, pero queremos que salga a la luz y así será cuando reunamos todas las pruebas», indicó el abogado.

 

 

 

Reabrir la causa, el objetivo 

«Estamos ante dos causas fuertes con denuncias muy graves que harían caer la causa madre. Con dos constituciones de querellantes otorgadas por dos fiscalías distintas», destacó el abogado, que insiste que «hubo mala praxis judicial».

«La única forma que se abra una causa es con un recurso de revisión -explicó-. Para llegar a ello, tiene que haber elementos, actos que hayan salido a la luz posteriormente a la sentencia y esos actos hagan que esa sentencia pueda cambiar, ahí se considera que una causa es revisable».

«Acá no hace falta que sea imputado Alberione, Gieco o los policías, acá hay vicios que saltan a la vista, los que fueron advertidos por dos fiscales que consideraron que Bertotti podía ser querellante».

«La condena social está instalada, pero ahora que se empezó mostrar toda la causa, más de uno empieza a ver que no todo fue como se ventiló en el juicio», opinó.

 

 

 

Cuestionamientos a la defensa

Consultado sobre los dichos de Bertoitti, que declaró a la prensa que Brito «equivocó el camino» de su defensa, Manrique opinó que su colega «no ofreció pruebas. Su estrategia no fue la más indicada, no hizo lo correcto. Nadie reflejó el otro costado de Bertotti: que es un padre de familia, era un excelente profesional, con conducta intachable, como la que tiene hoy en la cárcel».

Bertotti junto a si abogado, Marcelo Brito en el juicio (Archivo) 
 

«El periodista Julián Medina llega al juicio como testigo convocado por Felipe Trucco (abogado de la familia Vercesi, querellante en el juicio), no por Brito. Los abogados de Forti presentaron pruebas y los abogados de Bertotti, nada. Los padres de Alejandro había pedido peritar el video de las cámaras de la empresa Codini, en el que se veía solo el portón, no la puerta de la casa; tampoco que un momento antes la madre de Natalia (Rita Ercole) había estado en la casa, eso tampoco se ve. Pero nada de eso se hizo».

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«Alejandro había pagado un posgrado, iba a viajar en los día posteriores al hecho, tenía pasajes, inscripciones y nada de eso se usó como prueba», continuó en su cuestionamiento hacia Brito, quien en 2016 dejó de ser abogado de la familia.

 

 

Alejandro Bertotti y Leonardo Forti (Archivo) 

 

Gabriel Vercesi: «Es una ridiculez lo que están planteando»

Gabriel Vercesi, hermano de Natalia, se mostró sorprendido por el nuevo planteo y sostuvo que los asesinos de Natalia y su hija por nacer no tienen argumentos para sostener esta nueva causa. «Ellos podrán decir que van a ir la corte Iberoamericana, pero a nosotros eso no nos asusta porque no tiene sentido», dijo a LA VOZ DE SAN JUSTO.

«Es una ridiculez lo que están planteando», afirmó molesto Vercesi y pidió respeto por la memoria de su hermana y sobrina. «A 10 años de sus muertes es lamentable que estos personajes sigan molestando», apuntó.

En relación al planteo para que se reabra la causa, el familiar de las victimas indicó que no tiene conocimiento en profundidad, pero que hay algunos puntos que le llaman mucho la atención como son los implicados en el crimen. «Ahora dicen que Forti no estuvo en el hecho, entonces me pregunto que quién mató a mi hermana. Faltaría que salgan a decir que eso se lo hizo sola», dijo con cierta ironía Vercesi.

El hermano de Natalia también manifestó su enojo con respecto a la relación que tendrían ambos condenados. «Ahora parece que son todos amigos y que no hubiera pasado nada. Ellos fueron condenados y deben pagar por lo que hicieron», finalizó.

 

El crimen, según la sentencia

Según los jueces, el crimen de Natialia sucedió así: Bertotti guardó su auto en el garaje. En el asiento trasero iba Forti acostado. El kinesiólogo entró a la casa y se puso a charlar con su mujer. De pronto, volvió al garaje y le avisó a Forti que era el momento. Ambos regresaron al living. Pero justo sonó el teléfono, lo que alteró por unos instantes a ambos hombres. Quien llamaba cortó antes de que Natalia atendiera. Alejandro llamó a su mujer al living y la distrajo diciéndole que se asomara por la ventana. En ese momento, Forti apareció de atrás y le pegó a ella en la cabeza para aturdirla.

Fue entonces que Bertotti le aplicó varias puñaladas en el tórax, a lo que la chica se resistía como podía. De inmediato, el ex basquetbolista le aplicó un profundo corte en la garganta. La fue arrastrando por un pasillo mientras le infringía otra letal herida en el cuello. La joven cayó agonizante. Fue entonces que el esposo siguió aplicándole puñaladas en distintas partes del cuerpo. Ninguna en el vientre materno.

Para culminar el plan, Forti le pegó unas trompadas a Bertotti, quien le pagó 4 mil pesos por el «trabajo». La misma noche, Forti gastó parte en alcohol y drogas para sus amigos.

Fuente: La Voz de San Justo

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