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Guerra de Malvinas: el Gobierno de Margaret Thatcher planificó un ataque nuclear sobre Córdoba

¡Compartir es demostrar interés!

arlos Ferrando, antiguo jefe de la sede del Correo Argentino en Córdoba, recibió en septiembre de 1984 una carta proveniente del Reino Unido. El hombre leyó el reverso: no conocía al remitente, que tenía un nombre inglés, y las heridas de la Guerra de Malvinas aún estaban frescas en la memoria colectiva. Pensó que lo mejor era no remover el pasado y decidió guardar el sobre, sin abrirlo.

Varios años después, ya en la década del 90, Ferrando solicitó la jubilación y se retiró del servicio postal. Pero nunca olvidó aquella carta que cruzó todo el Atlántico y terminó escondida en uno de los cajones de su escritorio. Antes de retirarse para siempre del edificio donde había trabajado durante los últimos años, el hombre buscó el sobre y lo abrió. Decía lo siguiente:

Director General del Correo, Correo Central, Córdoba, Argentina.

Estimado señor,

Por favor, podría enviarme los nombres y las direcciones de sus periódicos locales.

Tengo en mi posesión evidencia de un Ataque Nuclear no provocado en tu Ciudad (tal como se publicó en el New Statement).

Me parece que si envío este material y se lo publica, creo que los ciudadanos inocentes de vuestra ciudad estarán interesados en las verdaderas intenciones del Gobierno Británico de Thatcher, durante y antes! de la crisis de Malvinas.

Si se siente como yo sobre este crimen, por favor respóndame.

Saluda atentamente,

Mr. V. Young

La carta original de Mr. Young. Está en el Museo Nacional de Malvinas. (Foto / Museo Nacional de Malvinas)
La carta original de Mr. Young. Está en el Museo Nacional de Malvinas. (Foto / Museo Nacional de Malvinas)

Cuando Ferrando entendió lo que decía el mensaje, decidió que lo mejor era enviar la carta al Museo Nacional de Malvinas, en Oliva.

MUSEO DE MALVINAS

Gabriel Fioni es una de las personas de todo el mundo que más conoce sobre el conflicto del Atlántico Sur de 1982. La erudición del director del Museo no pasa desapercibida: es capaz de recitar de memoria el nombre de combatientes, familiares, operaciones, armamento, aviones, barcos, ropa y cualquier otro asunto relacionado con la Guerra de Malvinas.

En diálogo con La Voz, Fioni contó detalles sobre la misiva: “Un británico envió una carta al jefe de correos de Córdoba en 1984. El tipo abrió la carta cuando se jubiló: nunca quiso abrirla antes, porque venía de Gran Bretaña”.

“Según la carta, este británico tenía acceso a documentación que prueba que el Gobierno inglés tuvo intenciones de realizar un ataque nuclear. Los británicos creían que la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba funcionaba como un taller. Pero en realidad, el taller de aviones argentino estaba en el Área Material Río Cuarto, normalmente llamada Armacuar”, relató.

Área Material Río Cuarto. Aquí se reparaban los aviones que resultaban dañados en la Guerra de Malvinas. (Foto / Zona Militar)
Área Material Río Cuarto. Aquí se reparaban los aviones que resultaban dañados en la Guerra de Malvinas. (Foto / Zona Militar)

“Probablemente los ingleses, por seguimiento o por información estratégica, entendían que Argentina podía producir material de combate aéreo en Córdoba, y que además allí se realizaba el mantenimiento de los aviones a gran escala”, añadió el director.

“Por este motivo, tal vez los británicos intentando menguar el poderío de la aviación argentina, identificaron a Córdoba como blanco estratégico. Evidentemente sabían que los aviones de combate venían a repararse en esta provincia. Nadie creyó que los británicos trajeron armas nucleares: ahora se confirma, la carta es totalmente veraz”, dijo.

ARMAS NUCLEARES

Esta semana se desclasificaron archivos de la Guerra de Malvinas que confirman que los portaaviones HMS Hermes y HMS Invincible, del Reino Unido, transportaron armas nucleares, según publicó el sitio Declassified UK.

Un documento del Ministerio de Defensa del Reino Unido, fechado en abril de 1982, señala la “gran preocupación” porque algunas “bombas nucleares de profundidad” pudieran “perderse o dañarse” y el hecho “se hiciera público. Las repercusiones internacionales de tal incidente podrían ser muy dañinas”, aclara el informe.

El portaaviones HMS Hermes, una de las embarcaciones que portaba armas nucleares durante la guerra de Malvinas.
El portaaviones HMS Hermes, una de las embarcaciones que portaba armas nucleares durante la guerra de Malvinas.

El incidente provocó una discusión entre el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido, que solicitó el desarme. Pero los militares se negaron. “En caso de tensión u hostilidades entre nosotros y la Unión Soviética, al mismo tiempo que la Operación Corporativa (el nombre en clave del conflicto de Malvinas), la capacidad militar de nuestros buques de guerra se reduciría drásticamente”, respondieron desde la Marina.

Los ingleses admitieron que llevaron armas nucleares al Atlántico Sur recién en 2003: casi veinte años después de que Mr. Young intentase avisar a los medios de Córdoba. Y aunque la información tardó en publicarse, finalmente salió a la luz.

El portaaviones HMS Invincible, una de las embarcaciones que portaba armas nucleares durante la guerra de Malvinas.
El portaaviones HMS Invincible, una de las embarcaciones que portaba armas nucleares durante la guerra de Malvinas.

ATAQUE SOBRE CÓRDOBA

Consultado acerca de si cree que los británicos hubieran sido capaces de arrojar bombas nucleares sobre Córdoba, Fioni respondió: “Desconozco cómo hubieran reaccionado los ingleses. Evidentemente, el material nuclear estaba en la flota. No creo que hubiera sido utilizado sobre Argentina continental, pero es claro que hubo un plan de ataque nuclear. De igual manera, estimo que serían bombas de bajo poder. Pero que las trajeron, las trajeron”.

“Inglaterra expuso al mundo militar la segunda flota más grande de Occidente y al final de la guerra sólo tenían operativos unos pocos barcos, escasez de municiones y dificultad en el abastecimiento de las tropas. Debemos reconocer que cuando nuestras tropas contraatacaron, los británicos acusaron el golpe”, apuntó.

MENSAJE CAPTADO

Un periodista británico en la flota envió un mensaje a Londres a la 1.50 del 15 de mayo de 1982, a través de Radio Colonia. “Gracias a Dios las bombas argentinas no están explotando”. Los espías argentinos lograron captar y descifrar el mensaje.

“Por algún motivo, las bombas argentinas causaban daños menores. En realidad, eran bombas con espoletas para ser lanzadas desde alturas superiores a los 100 metros. Con valor y coraje, los pilotos argentinos, rozando las olas, las lanzaban sobre la flota. Había que investigar por qué no explotaban”, relató Fioni.

“Armeros y pilotos decidieron salir con las bombas espoleteadas. Es decir, el avión iba a la cabecera de pista, el armero se metía debajo y cambiaba la espoleta original por una electrónica, que estallaba a los 2,6 segundos de ser lanzada, a menor altura de lo indicado, con el peligro que eso conlleva. De hecho, en una oportunidad, se armó el mecanismo y el suboficial Miranda, de la 6ta Brigada Aérea, corrió debajo del avión y lo detuvo de forma manual. Con ese acto heroico, salvó a cuatro aviones y al polvorín”.

Pedro Prudencio Miranda. Recibió la Cruz al Heroico Valor en Combate por su actuación durante la guerra. (Foto / Fuerza Aérea Argentina)
Pedro Prudencio Miranda. Recibió la Cruz al Heroico Valor en Combate por su actuación durante la guerra. (Foto / Fuerza Aérea Argentina)

“A partir de los ataques del 21 de mayo, las bombas argentinas comenzaron a explotar. Quizás si nuestras bombas hubiesen explotado en los ataques de los primeros días de aquel mes, la historia sería diferente. Es muy probable que los británicos hubieran actuado distinto y ensayaran alguna respuesta disuasiva”, opinó el especialista.

“El brigadier Castellanos, jefe del Componente Aéreo Malvinas, me comentó que al finalizar la guerra los ingleses lo llevaron desde las islas hasta el portaaviones Hermes cuando lo tomaron prisionero. El almirante Sandy Woodward lo esperaba. Y casi a modo de ruego, le pidió que evitara que la Fuerza Aérea Argentina continuara atacando sus barcos. Castellanos se negó. ‘Yo no puedo detenerlas. Seguramente los aviones seguirán viniendo’, le respondió al almirante inglés. Allí, el oficial tomó noción del terror que los británicos le tenían a los aviones argentinos. Admiraban la valentía y la profesionalidad de sus pilotos”.

HÉROES

Respecto al regreso de los aviones dañados desde el sur del país hacia Córdoba, Fioni recordó que uno de los pilotos responsables fue Ángel Nestor Spedalieri. “En el museo está su ropa. Spedalieri fue capaz de traer los aviones en vuelo, aún con los gravísimos daños que tenían. A pesar de su grado militar y de la posibilidad de ir al combate -lo que él pretendía- sus jefes le ordenaron cumplir con esa dificultosa tarea. En Río Cuarto, mecánicos y especialistas trabajaban para regresarlos al combate. Todos constituían un verdadero equipo de trabajo, cumpliendo con la misión encomendada: en el sur, los aviones eran fundamentales para continuar atacando a la flota británica”.

Ángel Spedalieri junto a uno de los aviones que volo desde el sur, en el Museo Nacional de Malvinas. (Foto / Museo Nacional de Malvinas)
Ángel Spedalieri junto a uno de los aviones que volo desde el sur, en el Museo Nacional de Malvinas. (Foto / Museo Nacional de Malvinas)

“Spedalieri cumplía misiones en vuelos de prueba nocturnos, aún contra lo indicado en los procedimientos. No eran momentos para manuales. Había que cumplir con la tarea. En una oportunidad, por carecer absolutamente de instrumentos de navegación, se metió en una tormenta que azotaba la provincia de Neuquén. Ese avión era imposible de volar. Aún así, con sus pies, sus manos, y la ayuda de Dios, llegó hasta Río Cuarto. Spedalieri fue uno de los pilotos responsables de llevar y traer aviones desde Córdoba hacia el sur.

“Son historias poco conocidas que merecen salir a la luz. Existió todo un andamiaje de gente que hizo cosas muy importantes para que los soldados pudieran combatir”, destacó el director del Museo.

Un A4C Skyhawk a los mandos del Mayor Spedalieri rumbo al sur, para ser entregado a la Unidad de Combate en San Julián. (Foto / Museo Nacional de Malvinas)
Un A4C Skyhawk a los mandos del Mayor Spedalieri rumbo al sur, para ser entregado a la Unidad de Combate en San Julián. (Foto / Museo Nacional de Malvinas)

Gabriel Fioni invita a que todos los interesados en el Conflicto del Atlántico Sur visiten el Museo Nacional de Malvinas en Oliva. El lugar emociona. “El museo recupera historias de vida, tanto de quienes fueron a la guerra como la de este piloto, que nutren la esencia y el concepto de que todo lo que rodea a Malvinas está plagado de heroicidad y amor a la Patria”, sentencia su director, orgulloso, poco antes del 40° aniversario del conflicto del Atlántico Sur.

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