Día Contra el Acoso Escolar: «Si no haces nada también sos parte»
Las distintas formas de violencia dentro de las escuelas constituyen una vulneración de derechos de los niños como, por ejemplo, a la educación y a la protección.
Los efectos sobre las víctimas por una situación de acoso prolongada y sistemática puede llevar a desarrollar cuadros de estrés agudo, ansiedad, depresión, sentimientos de aislamiento, falta de autoestima y a problemas cognitivos, entre otros. En casos extremos, la víctima puede llegar a cometer suicidio.
Quienes ejercen el acoso también sufren consecuencias negativas, ya que su desarrollo emocional y social puede llegar a ser disfuncional y provocarles dificultades de adaptación social y a ser estigmatizados. Así también, como soportar las consecuencias legales derivadas de una posible denuncia. Es probable que quienes ejerzan esas violencias hayan sido también víctimas de bullying o sufran violencia en su entorno.
Aquellos que ejercen el rol de testigos o colaboradores también padecen consecuencias, pueden experimentar ansiedad y miedo a identificarse o ser víctima. Esta desensibilización respecto de la violencia hace perder la capacidad de empatía y solidaridad que se necesita para el desarrollo en sociedad.
Las consecuencias negativas no se limitan a los protagonistas del acoso, ya que se extiende a las familias, al centro de vida y tiene impacto en la sociedad a largo plazo. Los centros educativos se perjudican por un marcado deterioro del clima escolar, ya que incide sobre la calidad educativa y el bienestar de los alumnos.