Provinciales

Schiaretti lo hizo: el PJ extiende su poder y se quedó con la Capital – Ganò con 54% de votos

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  • Logró una victoria aplastante con Hacemos por Córdoba y llevó a 24 años la hegemonía peronista en el poder provincial.
  • Traccionado por el gobernador, Martín Llaryora se impuso en la Capital.
  • Fracaso de la oposición.

Juan Schiaretti lo hizo. Como nunca antes se había visto desplegada en Córdoba en esta magnitud y con esta contundencia, la hegemonía delperonismo provincial tomará aún más impulso desde el 10 de diciembre próximo. El ciclo peronista acumulará 24 años. Es la sexta victoria en serie. Y la tercera no consecutiva del gobernador.

Ganador. Schiaretti tuvo una jornada soñada en las urnas. (Facundo Luque)

Ganador. Schiaretti tuvo una jornada soñada en las urnas. (Facundo Luque)

Como machacó el pegadizo eslogan, masivamente, la gente “lo votó a Juan”. Anoche, con el 93,44% de las mesas escrutadas, el recuento provisorio reflejó en el tablero un enorme 54,04%, la mejor marca del peronismo. A Schiaretti lo votaron 1.025.745 cordobeses, el mayor número de la historia. A 36 puntos terminó Mario Negri (Córdoba Cambia), que logró sumar el 17,78% de las adhesiones. El radical Ramón Mestre confirmó lo que anticipaban los sondeos: concluyó tercero, con un 10,96% de los votos.

Aurelio García Elorrio (Encuentro Vecinal Córdoba) terminó en el cuarto lugar, y ganó una segunda banca en la Legislatura. Cosechó el 3,71% de los sufragios. Liliana Olivero, con el FIT, llegó al 2,60%. Ese espacio perdió dos bancas y quedará con un solo escaño. En tanto, el MST de Luciana Echevarría daba la nota al lograr una banca legislativa, con el 1,44%.

El resto de las fuerzas quedaron muy atrás, sin lograr ingresar al reparto de la Unicameral.

Hacemos por Córdoba, la aggiornada cara de la exitosa franquicia electoral creada por José Manuel de la Sota en 1998, tuvo un debut electoral aplastante, en línea con el pronóstico de cosa sentenciada que marcó en la campaña.

El triunfo fue completo. No sólo los cordobeses de la provincia ratificaron en las urnas un acompañamiento decidido a Schiaretti, sino que el PJ sepultó sukarma capitalino.

Los ciudadanos de la principal ciudad apoyaron a discreción la idea de proyecto común “Provincia-Capital” enarbolado por Schiaretti y Martín Llaryora, el intendente que sucederá a Mestre.

Tras la confirmación en las urnas, la sociedad política entre el gobernador y el próximo titular del Palacio 6 de Julio mostrará ahora otra entidad respecto de la que se inició en 2015, cuando todavía vivía De la Sota.

El arrastre por efecto del casillero lista completa benefició al sanfrancisqueño. En la Capital, el gobernador obtuvo el 49%, mientras que Llaryora logró el 37%.

La novedad política capitalina supone el revés más duro para la Unión Cívica Radical desde que perdió el poder provincial a finales de la década de 1990.

La UCR dejará el poder de la principal ciudad del país que tenía bajo su control.

La victoria de Llaryora, más amplia incluso de lo esperado –le sacó 17 puntos a Luis Juez (19%)–, deja al oriundo de San Francisco como la segunda figura más importante del peronismo.

Impedido Schiaretti de un nuevo turno reeleccionista, Llaryora se posiciona,a priori, como el sucesor natural de una renovación que el PJ ya puso en marcha. La vicegobernación a cargo de Manuel Calvo es otro ejemplo de las figuras emergentes del partido.

Juan Schiaretti lo hizo. A menos de dos años de haber perdido por unos dolorosos 18 puntos frente a Cambiemos en las legislativas de 2017, su fuerza se recuperó por completo.NOTAS RELACIONADAS

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Y volvió a mostrar –por si hacía falta confirmarlo– que los electorados priorizan las gestiones antes que los partidos. El estrépito del radicalismo en la Capital es un reflejo más de ese paradigma cada vez más afianzado.

En las urnas, los capitalinos enviaron un mensaje con todas las letras: quieren que se replique en la ciudad de Córdoba la forma de administrar que lleva adelante Schiaretti en la Provincia. Al menos, quieren probarlo. Llaryora será el encargado de llevar adelante ese ejercicio.

Ya sin De la Sota, tras su trágica muerte en septiembre de 2018, Schiaretti superó el examen de conducir el peronismo a una nueva victoria. Además, le sumó el agregado capitalino, un objetivo que el fallecido exmandatario entendía no prioritario, tras el fracaso de Germán Kammerath.

Sucesión encaminada

El doble control de Provincia y Capital deja al peronismo con la sucesión de 2023 encaminada, aunque no resuelta.

Además, proyecta la figura de Schiaretti hacia el plano nacional como un legítimo articulador de una tercera vía –el Peronismo Federal– de la cual no será candidato, sino armador con voz decisoria. Anoche habló desde ese lugar.

Sergio Massa, Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey deberán consensuar con el jefe del Panal cualquier plan que imaginen para las postas electorales de agosto, octubre y noviembre.

Juan Schiaretti lo hizo. El gobernador también logró que el electorado minimizara el discurso opositor que advertía con ahínco de la tentación de caer en los peores excesos asociados a la perpetuidad. Para los cordobeses, no parece ser una problema central.

A la luz de los resultados, el fuerte programa de obras de infraestructura desplegado tuvo respuesta en las urnas. Por ahora, tampoco parece preocupar que una porción del costo de toda esa infraestructura acumule un stock de deuda en dólares que sí es denunciado por los opositores.

Si Schiaretti le hubiera diagramado a la oposición un plan perjudicial para sus intereses, no se hubiese atrevido a plantearle una estrategia tan riesgosa como la que hilvanaron, por las suyas, los exsocios de Cambiemos.

Mestre pegó la elección capitalina creyendo que sería la bala de plata con la que lograría la rendición de Negri. No sólo se equivocó, sino que obligó a Schiaretti a echar mano de Llaryora, quien jamás imaginó ocupar el principal despacho del Palacio 6 de Julio.

El gobernador también se favoreció por la desaparición en la boleta única de la oferta K, anulada por Cristina Fernández, quien evitó así un desempeño flaco en la provincia más antikirchnerista.

Juan Schiaretti lo hizo. El triunfo de Hacemos por Córdoba no tuvo fisuras: ganó en el norte, en el sur, en el este y en el oeste. Pintó de celeste 25 de los 26 departamentos. La Legislatura tendrá 51 de las 70 bancas de ese color. Hoy, los propios son 40. El PJ logró mayoría agravada.

El peso y el control territorial se extenderán hacia zonas donde el radicalismo y, en menor medida, el PRO habían logrado instalarse. La ola peronista cubrió casi todo.

Ya en abril hubo un primer golpe que anunció el aluvión que se cristalizó anoche. Las 28 localidades arrebatadas al radicalismo fueron una señal local, pero advertencia al fin para lo que seguiría. La mayoría de las 242 intendencias y gobiernos comunales ratificó que el ciclo del peronismo está en su apogeo. La oposición confió en que la parábola del PJ se estrellaría contra el cansancio popular. No fue así; todo lo contrario.

Fortalecido por el poder soberano que otorgan las urnas, el peronismo gobernará hasta el 10 de diciembre de 2023. Arrasó con contundencia. Y no es una redundancia. Juan Schiaretti lo hizo.

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