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Sube el consumo de sustancias en embarazadas

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Es tan pesada la droga, tan adictiva, que ni embarazadas pueden dejar de consumir. Es más fuerte que la sed o el hambre. Tenés un montón de mujeres que siguen consumiendo y los chicos nacen con problemas respiratorios o con mucha ansiedad (síndrome de abstinencia), o con secuelas físicas porque no se han desarrollado bien. Conozco un montón de casos, por droga y alcohol también. Generalmente son mujeres solas haciéndose cargo del embarazo y de otros chicos”. Así describe una mujer que trabaja como voluntaria en un barrio vulnerable de Río Cuarto la situación del consumo problemático en personas gestantes o madres en puerperio.

Hay realidades aún más complejas. En los casos en los que se llega a detectar el problema de consumo en la mamá, muchas veces la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) dispone que sus hijos sean apartados de su cuidado y sean llevados a instituciones o familias de acogimiento. El principal eje que marcan quienes trabajan en la temática está puesto en brindar una escucha empática con esas madres para que puedan confiar y disponerse a recibir ayuda sin ser juzgadas, con perspectiva de género, atendiendo a las particularidades de los casos.

Los profesionales que trabajan en adicciones y en hospitales materno-infantiles manifiestan gran preocupación en el tema ya que registran un aumento constante de embarazos con consumo de alcohol, tabaco y drogas que afectan al feto en su desarrollo intrauterino con consecuencias neuronales, malformaciones y retardo en crecimiento que pueden afectar su desarrollo cognitivo y su proceso de aprendizaje como también generar una predisposición al consumo en su vida.

En números

Aunque no hay cifras oficiales de nivel provincial ya que el tema entró en la agenda pública hace muy poco tiempo, hay instituciones que vienen abordando la temática a nivel interno. En el hospital Materno Neonatal de la Provincia registraron en 2018 que de 1.486 niños ingresados, 60 eran hijos de madres consumidoras, lo que representaba un cuatro por ciento del total. En 2019 registró que de un total de 1.464 internaciones, 89 fueron de niños en los que se constató que la mamá había consumido sustancias durante el embarazo, lo que representó el 6%. Es decir que de un año a otro la cifra aumentó un 48%.

“Hay que tener en cuenta que esta cifra es la punta del iceberg. Llegamos a ella a través del registro de mamás que manifiestan haber consumido o que presentan signos de riesgo y que a partir de ello se realiza un estudio de orina que detecta si hubo cocaína en los últimos tres días y marihuana en la última semana, que son los casos más graves, pero hay otros que quedan en un subregistro porque no presentan signos tan visibles pero que también provocan daño intrauterino”, aclara Martha Gómez Flores, a cargo del departamento de Neonatología del hospital Materno-Neonatal doctor Ramón Carrillo.

Hay otro método que puede detectar sustancias en los últimos seis meses y es a través del análisis del meconio del bebé, aunque sólo se realiza en el Hospital de Niños. Hay una ley provincial de meconio que fue aprobada en 2016 como adhesión a la ley nacional 26.279. Sin embargo, prácticamente no se aplica.

Un foro autogestivo

Desde el Neonatal elaboraron un protocolo de actuación a nivel interno ante una realidad que, si bien requiere respuestas integrales, urgía el abordaje inmediato y unificar criterios de riesgo entre los médicos, cuándo dar aviso a las áreas de salud mental y servicio social de cada hospital y cómo hacer el seguimiento clínico del bebé.CONTENIDO RELACIONADO

Cómo acompañar a la gestante que consume

Esta institución junto al hospital Misericordia, Hospital de Clínicas, Maternidad Provincial, Maternidad Nacional más los representantes de sanatorios privados, dependencias estatales y organizaciones no gubernamentales conformaron el Foro Salud Materno Infantil y Adicciones. El espacio –que coordina la Fundación Prosalud– tiene como fin dar un tratamiento transversal e integral al tema y elaborar un protocolo de actuación común.

Marcela Yanover, de la Dirección de Maternidad e Infancia de la Secretaría de Salud, es quien participa del Foro y quien está elaborando ese protocolo tomando los aportes de las instituciones que ya realizaron el propio. “La idea es unificarlo y que todos sepan cuáles son las herramientas con las que cuentan. Queremos trabajar en la prevención, para que no se llegue a esto en el parto, que se pueda hacer un seguimiento en el embarazo”, dijo Yanover.

“Es un tema que ha avanzado muy rápido en los últimos años y eso exige acelerar los tiempos de respuesta del sistema de salud donde hay mucho personal calificado y con compromiso, pero necesitamos llegar antes de que el daño sea hecho. Cuando detectamos que la mamá consumió, estamos llegando tarde y no hay prevención en ningún nivel”, indicó Gabriela Richard, de la Fundación Prosalud. Para ella, también se han “relajado” el consumo y la percepción social sobre las drogas.

Sin embargo, en Córdoba no hay centros específicos de internación que contemplen la realidad de las mujeres con problemas de adicciones que estén embarazadas o con niños.

Gómez Flores también hizo hincapié en la necesidad de hacer un seguimiento posterior al alta del bebé, que es cuando la madre vuelve a su entorno propenso al consumo y que el hospital pierde contacto. En muchos casos, deben cortar la lactancia materna y gestionar leches para alimentar a esos bebés.

“Por eso armamos redes y nos conectamos con el centro primario de atención del barrio de donde es esa mamá para que la sigan acompañando. La red la armamos de persona a persona y con el compromiso que hay en muchos profesionales. Es necesario que se garanticen condiciones de vida digna a esa mamá para que los derechos del bebé puedan respetarse”.

LA VOZ

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