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🔊 – El Papa avaló un milagro atribuido al beato que salvó la vida del padre Carlos Bossio de Colonia Vignaud

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Visitamos en Colonia Vignaud al Padre Carlos Bossio quién comentó que se trata de Artemide Zatti, conocido como «el enfermero santo» que atendió a miles de enfermos en la Patagonia.

Es por un milagro en una «curación inexplicable» en 2016 de un hombre en Filipinas que sufrió un ictus isquémico. Había sido beatificado por lograr la cura del padre de Colonia Vignaud, Carlos Bossio.  Zatti, nació en octubre de 1880 en Boretto, en el norte de Italia, y se radicó en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca junto a su familia en 1897. 

El papa Francisco avaló un milagro atribuido a un beato italoargentino que vivió en la Patagonia, donde se dedicó a los enfermos. Se llamó Artemide Zatti, nacido en octubre de 1880 en Boretto, en el norte de Italia, y que se radicó en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca junto a su familia en 1897.

Este sábado, durante la audiencia concedida al prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro, el Sumo Pontífice autorizó a promulgar el decreto relativo al “milagro atribuido a la intercesión del Beato Artemide Zatti, laico profeso de la Sociedad de San Francisco de Sales”.

El fenómeno reconocido está vinculado a un milagro sobre una curación inexplicable ocurrida en 2016 de un hombre en Filipinas que sufrió un ictus isquémico (ACV causado por un coágulo sanguíneo que bloquea o tapa un vaso sanguíneo en el cerebro) y que derivó en otras complicaciones. Su hermano, coadjutor salesiano en Roma, había pedido por la recuperación del hombre, y el mismo día en que fue ingresado en el hospital, se puso a rezar por la intercesión del beato Artémides.

Don Zatti había sido beatificado por el papa Juan Pablo II en 2002, por un milagro que lograron confirmar dos años antes los médicos de la Congregación de los Santos en Roma, vinculada a la cura del padre Carlos Bossio actual director de la obra salesiana de Colonia Vignaud cuando era seminarista en 1980. Una apendicitis que generalizó una infección había colocado al borde de la muerte al padre Carlos Bosio, y fue superada luego de una serie de oraciones elevadas a Zatti por sacerdotes compañeros del afectado. Fue derivado ese año desde Bahía Blanca al hospital Muñíz de Buenos Aires en un estado grave producto de la infección que no tardó en provocar una septicemia.

El grupo de salesianos cercanos al sacerdote inició jornadas de oraciones invocando al enfermero viedmense y en la de Semana Santa del mismo año -pocos meses después de enfermar- el joven sacerdote por entonces de 24 años despertó un buen día sin fiebre y se recuperó definitivamente. Bosio, quien sostiene que su curación fue un milagro, se desempeñó luego como responsable salesiano en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, hoy para estar cerca de su anciana madre se encuentra al frente de la obra en Colonia Vignaud

Apenas arribado a la Argentina, Zatti comenzó enseguida a frecuentar la parroquia dirigida por los Salesianos, encontrando en el párroco Carlos Cavalli a su director espiritual y quien lo orientó hacia la vida salesiana.

Un día, mientras asistía a un joven sacerdote enfermo de tuberculosis, el ítaloargentino contrajo la enfermedad. El padre Cavalli le consiguió un lugar en la Casa salesiana de Viedma, donde un enfermero de la congregación, Evasio Garrone, lo invitó a rezarle a María Auxiliadora para obtener la curación.

“Si ella te cura, tú te dedicarás toda la vida a estos enfermos”, le propuso Garrone. Zatti se curó misteriosamente y a partir de allí se consagró al cuidado de los enfermos.

“En caso de necesidad se movía a cualquier hora del día y de la noche, sin preocuparse del tiempo, llegando a los tugurios de la periferia y haciéndolo todo gratuitamente. Su fama de enfermero santo se propagó por todo el Sur y de toda la Patagonia le llegaban enfermos. No era raro el caso de enfermos que preferían la visita del enfermero santo a la de los médicos”, reseñó el Vaticano.

En julio de 1950 Zatti cayó de una escalera, y en ocasión de ese accidente se manifestaron los síntomas de un cáncer, que él mismo diagnosticó. Menos de un año después, el 15 de marzo de 1951, el ítaloargentino falleció: sus restos se encuentran en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en el Instituto San Juan Bosco de Viedma, donde son venerados por miles de fieles.

En 1976, el “Pariente de los Pobres”, como lo llamaban, comenzó su camino de santidad por la Conferencia Episcopal Argentina: cuatro años después fue declarado Siervo de Dios, y venerable en 1997.

En tanto, el 14 de abril del año 2002 el papa Juan Pablo II lo declaró beato. Ahora, con la medida de Francisco, avanza el proceso hacia la canonización, que se concretará en los próximos meses.

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