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Cómo es la vacuna argentina contra el Covid-19 que puede debutar este año

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El ensayo clínico de la vacuna el Covid-19 de la empresa Moderna arrancó en marzo de 2020, apenas tres meses después de que el coronavirus apareciera en China. Recién dos años después, cuando ya más del 80 por ciento de los argentinos habían recibido el esquema inicial de dos dosis, iniciaron en el país las pruebas en humanos de la fórmula nacional Arvac-Cecilia Grierson (Arvac CG).

A pesar de ese inicio en desventaja, la primera vacuna íntegramente desarrollada y probada en Argentina podría comenzar a aplicarse a mediados de este año. La apuesta nacional redundará en beneficios sanitarios, científicos y económicos. Se trata de un desarrollo conjunto entre Conicet, la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), y el Laboratorio Cassará.

“Es un orgullo para la ciencia argentina disponer de una vacuna nacional diseñada por nuestras científicas y científicos y producida por una empresa privada, lo que significa llevar la investigación y el desarrollo al servicio de las personas”, aseguró Daniel Filmus, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.

En octubre de 2022 se dieron a conocer los resultados de la fase 1, de la que participaron 80 personas sanas. Demostró ser segura y muy inmunogénica. Induce un incremento de hasta 30 veces en los niveles de anticuerpos neutralizantes contra tres variantes del virus: Ómicron, Gamma y Wuhan.

Con la fase 2-3 en marcha, esos resultados estarían listos en mayo y darían la luz verde para la autorización de Anmat para que pueda comenzar a aplicarse en junio de este año, según deslizan fuentes involucradas en el desarrollo. Cassará ya está produciendo dosis de una versión bivalente para tener stock disponible en el momento en que Anmat autorice su uso de emergencia.

MULTIVALENTE

Arvac CG se basa en proteínas recombinantes, una tecnología segura que ya se aplica en las vacunas contra la Hepatitis B y contra el virus del papiloma humano (VPH). Permite crear formulaciones multivalentes, es decir, que contengan los antígenos de más de una variante del virus. En la actualidad las únicas vacunas bivalentes son las de Moderna y Pfizer, las cuales incluye un sublinaje de Ómicron, además del virus de Wuhan. La inmunización contra la gripe es trivalente o tetravalente.

Otra característica importante es que la plataforma permite que rápidamente pueda cambiarse la fórmula y producir vacunas actualizadas con los nuevos linajes circulantes y que no siempre son los que circulan en el hemisferio norte, de donde importamos todas las vacunas. Otras tecnologías como las de virus inactivado (Sinopharm) requieren procesos más lentos para lograr estas adaptaciones.

“Desarrollar una vacuna ya genera capacidad y conocimiento. Tener soberanía sobre un insumo sanitario es fundamental porque el virus llegó para quedarse. Ya está demostrado que las personas van a seguir necesitando refuerzos en los próximos años”, asegura Daniela Hozbor, investigadora del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata.

También supone un ahorro para el Estado. Se estima que el costo por dosis será de entre 12 y 15 dólares, frente a los cerca de 30 dólares que cuesta importar algunas fórmulas bivalentes que se producen en el exterior. La producción de la vacuna también es una oportunidad de exportación y de ingreso de divisas al país.

La apuesta por una vacuna nacional también supone una ventaja de soberanía tecnológica hacia el futuro. Dejar lista y probada una plataforma vacunal implica estar varios pasos adelante si ocurre otra pandemia. El mejor ejemplo de esto es Cuba: los ensayos clínicos de sus vacunas Soberana y Abdala comenzaron en octubre y noviembre de 2020 y la campaña de vacunación con ellas, en mayo de 2021.

BATERÍAS DE LITIO INDUSTRIA NACIONAL

Desde hace varios años se habla del potencial argentino para la producción de baterías de litio. Sin embargo, hasta ahora la fortaleza nacional solo eran sus grandes reservas de este metal en el norte del país. El único valor agregado nacional es su extracción de los salares en forma de carbonato de litio.

Pero a partir de 2023 Argentina podría empezar a cerrar el ciclo del litio y comenzar a producir baterías y agregar valor y mano de obra a la materia prima. Este año comenzará a funcionar la primera Planta Nacional de Desarrollo Tecnológico de Celdas y Baterías de Litio (UniLiB). Fue creada por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) e Y-TEC (empresa de YPF y Conicet) con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.

La obra civil ya está lista y a fines del 2022 llegó el equipamiento desde China: mixers, hornos, cicladores, cutting/stack, deshumidificadores y dos prensas de 13 mil kilos cada una. “Es imprescindible que Argentina tenga esa capacidad de desarrollo de esa tecnología, como lo hemos hecho internamente con la nanotecnología, la nuclear o la satelital. Somos uno de los pocos países del mundo que lo puede hacer”, asegura Filmus.

La capacidad de producción anual de la planta equivale a unas 50 baterías para colectivos eléctricos. Se trata de una instalación de baja escala pero que servirá para estudiar el proceso y transferir este conocimiento tecnológico a la industria nacional.

LA VOZ

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