Elecciones 2023

El plan de Massa: viene por intendentes y Schiaretti lo sabe

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Hay una batalla invisible en el marco de la “guerra” en Córdoba de los candidatos presidenciales por conseguir votos para el 22 de octubre.

La pulseada más fuerte es por los votos peronistas y moderados, y la libran Juan Schiaretti y Sergio Massa.

El gobernador y candidato presidencial consiguió en esta provincia 565 mil votos en las Paso de agosto, los que son muy apetecibles para todos los aspirantes presidenciales, pero sobre todo para Massa.

El candidato del oficialismo nacional considera que se trata de una porción del electorado cordobés que está más cerca del PJ que de Juntos por el Cambio.

Patricia Bullrich también busca esa tajada de votantes, aunque su estrategia no pareció la más adecuada. Le pidió públicamente a Schiaretti que declinara su candidatura.

La postulante porteña no conoce la idiosincrasia de los cordobeses. Si quiso debilitar al gobernador, le dio más oxígeno político al sugerirle lo que debe hacer.

Bullrich aspira a restarle a Schiaretti los votos moderados. Sabe que tiene pocas chances de sumar votos peronistas.

Campaña. Sergio Massa, en su última visita a Tío Pujio o Villa María, acompañado por los intendentes Fabián "Pipi" Francioni (Leones) y Martín Gill (Villa María). (La Voz)
Campaña. Sergio Massa, en su última visita a Tío Pujio o Villa María, acompañado por los intendentes Fabián «Pipi» Francioni (Leones) y Martín Gill (Villa María). (La Voz)

Massa, en cambio, apunta directamente al PJ cordobés. Apela al voto útil, ya que asegura tener chances de ser el próximo presidente.

El ministro de Economía no volvió a la provincia después de su visita a Tío Pujio y Villa María, el 25 de agosto pasado. Pero sus operadores se están moviendo mucho en el interior, contactando a los intendentes peronistas.

Si trascendieran los nombres de los intendentes y legisladores provinciales –algunos schiarettistas puros– que se reunieron con dirigentes massistas, se generaría un gran revuelo en el oficialismo provincial.

Aunque los protagonistas lo negaron, hay datos que confirman esos contactos reservados.

Los massistas recuerdan lo que el candidato les dijo en su última visita, en el momento del postre en un almuerzo en Villa María: “El próximo presidente será Milei o yo. Ustedes saben lo que tienen que hacer”.

Aquel mensaje sigue resonando entre los intendentes oficialistas cordobeses.

INQUIETUD EN EL OFICIALISMO

Schiaretti y su sucesor, Martín Llaryora, tienen sensores en el interior y fueron advertidos de esa inquietud en el oficialismo.

De allí la reunión que se realizó en la ciudad de Córdoba el viernes de la semana pasada. Como se contó en esta columna, Schiaretti, al igual que Massa, tampoco anduvo con rodeos.

“Estoy viendo los resultados de las Paso en cada localidad y está claro que perdimos votos respecto de la elección provincial. Hay que militar casa por casa para recuperarlos en octubre”, les dijo.

Al lado de Schiaretti, estaba Llaryora. La presencia del próximo gobernador fue casi una advertencia velada para quienes saquen los pies del plato.

Los intendentes peronistas están tironeados. Schiaretti les pide lealtad al PJ cordobés. Massa les recuerda que es peronista y que el rival es el liberalismo de Milei. “Un límite”, reinterpretando al fallecido exgobernador José Manuel de la Sota.

Precisamente, el aval de Natalia de la Sota a la reforma del Impuesto a las Ganancias que impulsa Massa abonó un resquebrajamiento, por ahora subterráneo, en el oficialismo local.

Y se abren signos de interrogación sobre la promesa de Natalia de la Sota y de muchos peronistas de acompañar a Schiaretti hasta octubre.

Las encuestas marcan que, de modo sorprendente, Massa estaría hoy en el balotaje, y no Bullrich, para enfrentar a Milei.

Lo de la sorpresa tiene que ver con que los números de la economía no acompañan a Massa; todo lo contrario: son un pelotazo en contra. Sólo hay que recordar la inflación del mes pasado: 12,4%.

Acompañar al gobernador hasta los comicios de octubre genera dudas en no pocos peronistas.

La reciente imputación del exministro de Salud Diego Cardozo y de varios funcionarios provinciales en la causa del Neonatal también fue una mala noticia para Schiaretti, en medio de la campaña presidencial.

Los schiarettistas niegan que esta causa judicial haga mella en la candidatura nacional del gobernador. Exhiben como prueba el triunfo oficialista a nivel provincial y en la Capital.

Hay un contexto de una elección de tres tercios, que se mantiene con algunas diferencias respecto de las primarias, pero con tres en la carrera por la sucesión del presidente Alberto Fernández. Schiaretti está afuera de esa discusión por el poder.

El mensaje del schiarettismo de conseguir dos diputados sabe a poco para convencer a peronistas que también miran a Massa.

Consciente de esta situación, en la pasada cumbre con intendentes, Schiaretti habló por primera vez de la proyección nacional de Llaryora.

“Es el dirigente de la renovación del PJ nacional”, argumentó el gobernador.

Más allá de la dificultad de hablar de futuro político en un escenario nacional tan cambiante, fue una admisión de que ya no alcanza con conseguir más diputados nacionales. Schiaretti busca empoderar a Llaryora, en beneficio propio, para contrarrestar a Massa.

LA VOZ

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