Salud

Dengue grave: qué porcentaje es mortal sin la vacuna y el nexo inesperado con “los glaciares de Pfizer”

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Los cuadros de dengue se dividen en dos: los comunes y los graves. Los segundos son la minoría y suelen requerir internación. Si bien en lo que va de esta temporada llegan al 0,24 por ciento del total, cerca de un tercio de estos terminó en muerte.

Para ponerlo en números absolutos, de los casi 270 mil casos de dengue registrados hasta ahora, hubo 643 considerados graves. Y de ese total, 197 resultaron fatales. Es decir, el 30 por ciento.

Dentro del grupo de menores de 15 años, que es al que Brasil está apuntando con la vacuna, en Argentina hubo 42.244 casos, de los cuales 87 fueron graves. En este caso representa el 0,20 por ciento. Y de esos, 14 terminaron en muerte: el 16 por ciento.

El ensayo clínico de la vacuna del dengue se hizo en una población de 4 a 16 años, pero un “estudio puente” permitió proyectar la eficacia y seguridad también en los mayores de esa edad. En la Argentina, si bien la recomendación es siempre la consulta específica con el médico de cabecera, la ANMAT habilitó el fármaco incluso para los mayores de 60 años.

La ausencia de comorbilidades no necesariamente es un factor excluyente para sufrir un cuadro grave de dengue. Los datos oficiales dan cuenta de que en sólo 93 de las 197 muertes se identificaron enfermedades de base. Las más frecuentes: diabetes, cardiopatías, obesidad, enfermedad neurológica crónica y enfermedad renal crónica.

Un hombre internado por dengue en Chaco. Con los años los casos graves crecen. Foto: APUn hombre internado por dengue en Chaco. Con los años los casos graves crecen.

La mayor tasa de mortalidad se produjo en el grupo de mayores de 80 años, con una incidencia descendente a medida que baja la edad. El mayor número absoluto de muertes se dio en el grupo de 30 a 39 años, que a su vez es el segundo grupo de edad con mayor cantidad de casos, después del de 20 a 29 años.

En este escenario, lo que comprobó el ensayo clínico de la vacuna del dengue Qdenga es precisamente que puede proteger con una eficacia del 84 por ciento contra el dengue grave, es decir, generar inmunidad para que la infección no progrese en el organismo y evitar así hospitalizaciones.

Epidemia y déjà vu
Ese dato no parece moverle la aguja por el momento al Gobierno. Una actitud que, a priori, parecería contrastar con las críticas libertarias a la gestión del kirchnerismo durante la pandemia, incluso en lo vinculado a la compra de vacunas, y el hecho de haber desechado la posibilidad de conseguir la de Pfizer prematuramente y evitar así muertes por Covid.

En aquella polémica hubo hasta insólitas excusas desde las filas K, cuando el poder político trataba de explicar por qué no se compraba la vacuna del laboratorio estadounidense. Se llegó a hablar de un avasallamiento de la soberanía argentina por parte de Pfizer y de que la multinacional quería quedarse con los glaciares. Algo que, a la luz de los hechos -y habiendo firmado finalmente ese contrato- nunca ocurrió.

Un joven recibe una vacuna contra el dengue en Misiones durante la campaña pública de inmunización. Foto: Doce TVUn joven recibe una vacuna contra el dengue en Misiones durante la campaña pública de inmunización. Foto: Doce TV
El tiempo pasó y hoy les toca gestionar a los que antes criticaban. Los argumentos del presidente Javier Milei contra la vacuna del dengue, vertidos durante su reciente viaje a Estados Unidos, guardan un nexo en su lógica maniquea con aquella excusa inverosímil de que Pfizer venía por los glaciares.

Milei dijo que no tenía sentido vacunar porque “en tres meses los mosquitos habrán desaparecido”, sin reparar -o sin querer hacerlo- en que en el norte endémico hay circulación viral del dengue todo el año. El Presidente también aseguró que la vacuna “recién se está probando en humanos”, cuando en realidad tiene aprobación de la ANMAT desde abril de 2023 y Brasil, por ejemplo, viene realizando una basta campaña de vacunación. Brasil también, como se recordará, había tenido antes la vacuna de Pfizer.

En suma, todo parece sintetizarse en un déjà vu de inexactitudes -para ser eufemistas- cuyo resultado menoscaba las potenciales virtudes de un fármaco que, como en su momento fue la vacuna de Pfizer, puede salvar vidas. Todas las piruetas argumentales que se esfuerza en ensayar el Ministerio de Salud sobre las causas de la lentitud y la extrema cautela para avanzar con la inmunización contra el dengue hay que entenderlas a través del más crudo cristal presidencial.

Cada año que pase, la cantidad de susceptibles de tener una segunda infección de dengue, con cuadros potencialmente peores, crecerá. En función de esa escalada, hasta se le podría quitar todo valor humano o pátina heroica a la gesta inmunitaria y reducirla a un argumento simplemente economicista: ¿Cuánto dinero podría ahorrar el maltrecho sistema de salud argentino en internaciones por dengue si la vacuna -de un costo mucho menor- protegiera a ocho de cada diez de los que llegan a esa instancia?

FUENTE: Clarín.

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