Salud

(🔊 ) – Tras 82 días de internación por coronavirus, Clarita fue dada de alta y ya está en casa

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Este sábado fue el primer día feliz en mucho tiempo para la familia Núñez de Morteros. Es que vivieron en carne propia que al coronavirus no le importan las estadísticas y sí puede afectar -a pesar de lo que se cree- a los bebés.

Luego de 82 días de internación, la pequeña Clarita -hoy a punto de cumplir 6 meses- fue dada de alta tras batallar día a día con las complicaciones que le produjo este virus traicionero y que hicieron vivir una pesadilla a sus padres. Si bien la pelea para superar las secuelas sigue, ahora lo hará desde el calor de su hogar, el que dejó allá por enero.

La felicidad del personal de salud de la clínica Enrique J. Carrá inundó las redes, con fotos de Clara y mensajes de cariño y apoyo. A ellos, por su lucha y acompañamiento, los padres le estarán por siempre agradecidos.

Clara es hija única, nació en plena pandemia sin ningún problema de salud. A los 3 meses, su mamá Magalí Alisio fue diagnosticada de coronavirus y lo poco probable sucedió: ella se contagió y sufrió las peores consecuencias.

«En ese entonces no se conocían casos de que a los bebés le hiciera efectos más que un cuadro leve de fiebre. Mi señora dio positivo un martes y el viernes Clara empezó con rechazo alimentario y un poco de fiebre», cuenta su papá Darío a LA VOZ DE SAN JUSTO.

La llevaron al Hospital de Morteros, donde le realizaron los primeros estudios. «Dieron todos normal, pero ella estaba pálida y no paraba de llorar. No había forma de calmarla. Trataron de canalizarla pero no podían, se le rompían las venitas de tan chiquita que es», agrega.

Decidieron llevarla al Sanatorio San Roque, donde le realizaron más estudios y le pusieron suero. Su papá, negativo de covid, se internó con ella ya que su mamá estaba aislada aun. Allí «le pusieron un antibiótico y nos dijeron que si no le pasaba la tenían que internar. Así fue. Al otro día nos dijeron que los estudios daban bien, pero que podía ser un caso de covid. A todo esto ella no mejoraba así que la trasladamos a la clínica Cruz Azul de San Francisco».

Una vez en nuestra ciudad le realizaron más estudios, pero su cuadro no mejoraba. Por la noche, hizo un paro respiratorio.

 

 

«La tuvieron que reanimar y la conectaron al respirador. Su estado de salud seguía empeorando, continuaba con fiebre, gastritis, hizo un neumotórax, tuvo taquicardia», recuerda su papá con angustia.

 

 

Recién a la semana siguiente mostró alguna mejoría, pero no sería más que la primera subida de una montaña rusa. «Se hizo el primer intento de desentubarla, de quitarle el respirador. Estábamos justo en el décimo día del virus. Ya teníamos la certeza de que tenía covid porque se le había hecho un hisopado. Ahí volvió a empeorar».

Le realizaron placas que arrojaron malos resultados: «Hizo una atelectasia pulmonar, juntó líquido, agarró un virus intrahospitalario y fue como volver una semana para atrás».

Sedada y con oxígeno, Clarita transitó 17 días con respirador y los tiempos apremiaban: «No podían dejárselo más tiempo, así que tuvieron que hacerle una traqueotomía, el 12 de febrero».

Entonces empezó a mejorar, se le bajaron los antibióticos y la sedación. Se le hizo otro hisopado el 22 de febrero y dio negativo. La sacaron de la incubadora y la llevaron a una cama.

Las cosas parecían ir bien, pero el traslado hacia el Centro de Diagnóstico para realizarle una tomografía de pulmón la perjudicó: «Volvió a hacer una atelectasia y eso fue como volver otra vez una semana para atrás».

«Fue como un sube y baja. Poco a poco mejoraba y por eso se pasó a una modalidad no invasiva de respirador. Pero a todo esto agarró una bacteria producto de estar tanto tiempo ventilada. Es una bacteria que vive en la manguera del respirador así que otra vez le afectó el pulmón. De nuevo volvimos para atrás», recuerda Darío.

La lucha fue diaria y cuando había progreso en ciertos aspectos, desmejoraba de otros. «Empezó a hacer espasmos infantiles. Se le realizó un encefalograma que dio bastante mal. También una tomografía dio bastante mal porque el virus le afectó la parte neurológica. Así que mejoraba la parte pulmonar pero empeoraba el tema neurológico, que todavía nos preocupa».

Así, tras 82 días internación, Clarita logró una mejoría que le permitió recibir el alta, entre lágrimas, risas y muestras de afecto de los profesionales que la acompañaron en esta difícil lucha.

«La pasamos bastante mal, pero gracias a Dios pudimos volver a casa», cuenta su papá, que subraya que ahora deberán monitorear las secuelas neurológicas con sumo cuidado. En su casa seguirá con kinesiología respiratoria, fonoaudiología, estimulación temprana y visitas de su pediatra.

LA VOZ DE SAN JUSTO

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