Agro

El interior siente el freno del campo y ruega por lluvias

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Los efectos de una helada tempranera y la prolongada sequía pegan en Córdoba, en lo que constituye una situación inédita en épocas recientes que puede tener un nuevo capítulo dramático si no se producen en los próximos 40 días precipitaciones de ritmo constante.

El interior provincial es la caja de resonancia de la problemática que por ahora no implica daños irreparables en la economía pero sí contratiempos, incertidumbre y la sensación –factor fuertemente psicológico en el ambiente productivo– de que llegar a fin de año requerirá múltiples sacrificios.

El panorama de incertidumbre se completa con un reactivo no climático: el proceso político hacia las elecciones presidenciales. Esa carrera hasta ahora no presenta un postulante que se “corte solo” y que permita decidir en consecuencia. ¿Quién será la próxima persona en sentarse en el Sillón de Rivadavia? Las encuestas no pueden determinarlo aún.

Con mucha menos plata en la billetera que en ciclos anteriores, el productor agropecuario mide cada decisión de inversión. El economista Juan Manuel Garzón (Ieral-Fundación Mediterránea) le puso un número a lo que dejarán de recibir los productores argentinos por el impacto del fenómeno climático 2022/2023: en sus bolsillos habrá U$S 17,3 mil millones menos.

Esa comprensible cautela reduce la velocidad de la rueda de la economía, según reconocieron a La Voz proveedores del sector, con un mayor impacto en aquellas inversiones que insumen grandes montos (maquinaria agrícola e inmuebles, por ejemplo) y menos en las vinculadas con la adquisición de insumos o bienes transables. La buena noticia es que por el momento no hay corte en la cadena de pagos (ver aparte).

“Como primer concepto, tengamos en cuenta que el productor está pensando en cómo pagar sus deudas corrientes. Eso conlleva a no tener puesta la mirada mucho más adelante. Piensan en su moneda, que son los granos que obtiene en cada cosecha, dos al año, y deben sostenerlo 12 meses”, describe Eduardo Riera, presidente de la Sociedad Rural de Jesús María.

En consecuencia, “si pensamos que los rendimientos de sus explotaciones son malos, en el acto el productor cuida lo que produjo y lo va a ir distribuyendo con cautela”, agregó el dirigente quien no descartó un agravamiento de la situación hacia el futuro.

CRECE LA ANSIEDAD

Esa mayor tensión futura está en este momento en plena latencia. Los productores cordobeses de las zonas trigueras aguardan con ansiedad que llueva (necesitan unos 50 milímetros como mínimo) para poder sembrar trigo.

La ventana de siembra se extiende todo junio, pero si las precipitaciones no son las esperadas, recién en diciembre/enero volverán a tener algún otro grano para vender. En el medio, las elecciones y la incertidumbre económica. Según modelos climáticos, el fenómeno del Niño podría acentuar las lluvias el mes próximo.

“En esta zona, hay productores pidiendo financiación de los insumos que necesitan para hacer trigo, para pagarlos con soja o maíz del año próximo. Evidentemente, el productor está viendo que necesita la plata que tiene para pagar la campaña que fracasó y que le quede resto hasta la próxima cosecha”, sintetiza el ingeniero Fabricio Picco, de Pampa Agro, situada en Villa Nueva.

En ese sentido, “hoy las decisiones son a la defensiva, los que consiguieron cosechar algo de soja o maíz, donde falta el tardío que está un poco mejor, usan el dinero para cubrir las urgencias y retener un poco el cereal que se juntó a ver si con eso pueden pasar también la incertidumbre del proceso electoral”, explicó Picco.

U$S 700 POR HECTÁREA

Los más complicados son los productores que alquilan. En un reciente capítulo del ciclo Coyuntura y Perspectivas que organiza el Ieral, Garzón aseguró que una empresa agropecuaria que alquila campo, con un mix productivo de 50% de soja y una parte igual de maíz, llegó a perder en esta campaña U$S 700 por hectárea, según advirtió Garzón.

Si se tiene en cuenta que el margen bruto que se aspiraba a obtener eran U$S 150 dólares por hectárea, al productor le va a costar hasta cuatro campañas recuperar el quebranto, admitió el economista

Con esa situación, comprar cosas más grandes, como maquinaria agrícola, es complejo de calzar.

“Arrancamos el año con muy baja cantidad de ventas, hay quienes hablan de una caída del 50%, otros del 80%. Nuestro objetivo es pasar este período lo más rápido posible, que la sequía finalice y que volvamos a tener un 2024 similar a los años anteriores”, admitió Eduardo Borri, presidente de Cafma.

En los últimos cuatro años, la industria de la maquinaria agrícola vino incorporando mano de obra. Según el titular de Cafma, las empresas sumaron 40% más de personal, lo que le permitió crecer de 26 mil puestos de trabajo en 2019 a 40 mil colaboradores en toda la cadena de valor en la actualidad.

“Esto significa que, si uno aplica matemática pura, ante una caída de un 50% en las ventas y si esta situación se prolonga en el tiempo, lo que está en riesgo es eso, todo lo que generamos en los últimos años”, aseguró Borri con preocupación.

¿Y LA PICK-UP?

La compra de camionetas y vehículos comerciales, siempre es un termómetro de cómo le va al campo. Mauricio Veneranda, concesionario Volkswagen en Villa María, San Francisco, Oliva y Pilar, área productiva por excelencia, aporta datos sobre la demanda.

En lo que va del año, desde el 2 de enero hasta el jueves pasado inclusive, la venta de comerciales livianos (pickups y furgones) aumentó en términos interanuales el 10,64% en toda la provincia de Córdoba.

Sin embargo, en las zonas eminentemente agropecuarias este crecimiento fue de apenas el 0,71%. La diferencia es notable. “Sin duda el impacto de la sequía ha sido grande y pone al interior de la provincia de Córdoba, que impulsa el crecimiento de los patentamientos, con una performance muy por debajo de la media provincial y del país”, analizó.

Hay un hecho que puede confundir el análisis y vale la pena advertirlo, dice Veneranda. En todo el país –lo cual incluye a los grandes conglomerados–, la venta de livianos se incrementó el 23,26% interanual y el de autos el 13,3%.

Eso hace que las grandes cadenas de concesionarias no estén disconformes con el promedio general. “Si bien la sequía puede haber influido, las proyecciones del mercado cumplen con los objetivos de las marcas y las concesionarias”, resume Felipe Seia, vocero del Grupo Avec, que comercializa Peugeot, Citroën y DS.

EL REAL ESTATE

¿Dejarán los productores de invertir en inmuebles?, es otra pregunta común. “Hace ya mucho tiempo que el campo no forma parte de la góndola del real estate, y este año, menos”, puntualiza Roque Lenti, titular de GNI y presidente de la Cámara de Desarrollistas Urbanos de Córdoba (Ceduc).

En Río Cuarto, donde su empresa posee importantes desarrollos, es posible de visualizar. “En esa región, a todo lo determina el campo y es instantáneo. Hace tres años armamos un plan cosecha con canje por cereal y nos fue muy bien. Ahora las ventas al campo son muy esporádicas”, reconoce.

“La cosecha ha sido tristísima y cómo se prepara para lo que viene es la prioridad del productor, en un momento donde el valor del metro cuadrado está realmente muy bajo”, describe.

Esa retracción, sumada al encarecimiento de los costos de construcción más la carga tributaria, tornan muy difícil que aparezcan nuevos proyectos inmobiliarios. “Si el campo no recupera sus ecuaciones económicas, olvidémoslo. Pensar en nuevos edificios es iniciar compromisos que uno no sabe cómo evolucionarán”, planteó.

Insumos, maquinaria, autos, inmuebles, son los grandes conjuntos en la inversión del sector agropecuario. Pero detrás hay una infinidad de ramas que quedan resentidas y que, a la par del productor, ruegan por un poco de lluvia.

AGRO VOZ – LA VOZ

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