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«Ajuste obligado”, mensaje para la política y una advertencia: así fue el primer discurso de Milei como presidente

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Desde un escenario montado en las escalinatas del Congreso de la Nación, Javier Milei brindó este domingo su primer discurso como presidente de la Argentina, en el que repasó los puntos más críticos de la herencia económica recibida, alertó que el ajuste es un camino obligado y advirtió que quienes salgan a cortar calles y rutas para resistir perderán la asistencia del Estado: “El que corta, no cobra”, resumió.

“Hoy comienza una nueva era en Argentina. Hoy damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive y comenzamos el camino de la reconstrucción de nuestro país”, aseguró Milei y remarcó que “no hay vuelta atrás” porque, insistió, “hoy enterramos décadas de fracaso, peleas intestinas y disputas sin sentido”.

Milei hizo un breve repaso sobre la historia Argentina y lamentó que “durante más de 100 años, los políticos han insistido en defender un modelo que lo único que genera es pobreza, estancamiento y miseria; un modelo que considera que los ciudadanos estamos para servir a la política y no que la política existe para servir a los ciudadanos”.

“Señores, ese modelo ha fracasado. Ha fracasado en todo el mundo, pero en especial ha fracasado en nuestro país. Así como la caída del muro de Berlín marcó el final de una época trágica para el mundo, estas elecciones han marcado el punto de quiebre de nuestra historia”, comparó.

El Presidente repasó luego las condiciones económicas y apuntó: “Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros”. habló sobre los desafíos que imponen la inflación, la situación del Banco Central, los múltiples cepos cambiarios, entre otras cuestiones.

“Nos han arruinado la vida. Nos han hecho caer 10 veces nuestros salarios. Por lo tanto, tampoco nos debería sorprender que el populismo nos esté dejando 45% de pobres y 10% de indigentes. Luego de dicho cuadro de situación, que a todas luces parece irremontable, debe quedar claro que no hay alternativa posible al ajuste. Tampoco hay lugar a la discusión entre shock y gradualismo.

En primer lugar, porque desde el punto de vista empírico, todos los programas gradualistas terminaron mal, mientras que todos los programas de shock, salvo el de 1959, fueron exitosos. En segundo lugar, porque desde el punto de vista teórico, si un país carece de reputación, como lamentablemente es el caso de Argentina, los empresarios no invertirán hasta que vean el ajuste fiscal haciendo que el mismo sea recesivo”, sentenció.

Al respecto, Milei reconoció que sus acciones tendrán un impacto negativo en un primer momento. “No hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock. Naturalmente, eso impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes. Habrá esta inflación, es cierto, pero no es algo muy distinto a lo que ha pasado en los últimos 12 años”, insistió. Pero prometió que “habrá luz al final del camino”.

Milei analizó también otras de las condiciones críticas de la Argentina, como la referida a la seguridad. “Los delincuentes caminan libres mientras los argentinos de bien se encierran tras las rejas. El narcotráfico se apoderó lentamente de nuestras calles, a punto tal que una de las ciudades más importantes de nuestro país ha sido secuestrada por los narcos y la violencia”, cuestionó.

En su diagnóstico, también lamentó que “en materia de salud, el sistema se encuentra completamente colapsado”. “Sabemos que a corto plazo la situación empeorará, pero luego veremos los frutos de nuestro esfuerzo, habiendo creado las bases de un crecimiento sólido y sostenible en el tiempo. También sabemos que no todo está perdido. Los desafíos que tenemos son enormes, pero también lo es nuestra capacidad para superarlos”, apostó.

“Hoy volvemos a abrazar las ideas de la libertad, esas ideas que se resumen en la definición del liberalismo, de nuestro máximo prócer de las ideas de la libertad, el profesor Alberto Venegas Lynch hijo, que dice el liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social. En esa frase de 57 palabras está resumida la esencia del nuevo contrato social que eligieron los argentinos.

Este nuevo contrato social nos propone un país distinto, un país en el que el Estado no dirija nuestras vidas, sino que vele por nuestros derechos. Un país en el que el que las hace, las paga. Un país en el que quien corta la calle violando los derechos de sus conciudadanos no recibe la asistencia de la sociedad. Puesto en nuestros términos, el que corta no cobra. Un país que dentro de la ley permite todo, pero fuera de la ley no permite nada”, planteó.

Incluyó un mensaje directo para la dirigencia política. “Quiero decirles que no venimos a perseguir a nadie, no venimos a saldar viejas vendettas ni a discutir espacio de poder. Nuestro proyecto no es un proyecto de poder; nuestro proyecto es un proyecto de país. No pedimos acompañamiento ciego pero no vamos a tolerar que la hipocresía, la deshonestidad o la ambición de poder interfieran con el cambio que los argentinos elegimos. A todos aquellos dirigentes políticos sindicales y empresariales que quieran sumarse a la nueva Argentina los recibimos con los brazos abiertos, no importa de dónde venga no importan qué hayan hecho”, dijo.

Seguido alertó que quienes impulsen piquetes para rechazar las medidas del gobierno perderán la asistencia del Estado. “El que corta, no cobra”, resumió.

“Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del cielo nos acompañen en este desafío”, dijo para cerrar su primer discurso.

LA VOZ  – TELAM

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