Agro

La Niña se queda hasta enero y obligará al maíz y a la soja a convivir con ella

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a está confirmado. La Niña está establecida en el Pacífico tropical y continuará allí al menos hasta enero próximo. Su permanencia hasta bien entrado el verano 2020/2021 generará en la zona agrícola lluvias por debajo de los registros normales.

Instalada ya en la región, queda ahora conocer cómo será su comportamiento. Por el momento, alrededor de la mitad de los modelos meteorológicos predicen que será un evento fuerte, mientras que una menor cantidad de predicciones le auguran una fuerza moderada.

Si bien ninguno anticipa, al menos por ahora, un accionar tan fuerte como el que tuvo el fenómeno a nivel mundial entre 2010 y 2012, su desempeño habrá que seguirlo en el tiempo.

Mientras tanto, la campaña agrícola viene desarrollándose bajo este escenario, en el cual el trigo ya siente el impacto en su evolución. De cara a la siembra de granos gruesos en el centro y el norte de Córdoba, las empresas que integran el movimiento Crea saben que el fenómeno podría ser retractivo para la producción y han dispuesto estrategias para mitigar sus efectos.

Estrategias

“Tenemos claro que al ambiente no lo podemos modificar, pero sí se pueden tomar medidas agronómicas para ayudar a su evolución”, aseguró Rodrigo Bosch, coordinador de la Región Córdoba Norte del movimiento Crea, durante la realización de la Jornada de Actualización Técnica, llevada a cabo de manera virtual.

Con el registro de 21 campañas y más de 30 mil datos recolectados, la mesa agrícola y de asesores de la Región Crea aportó sus recomendaciones de manejo para la futura siembra de soja y de maíz.

“El año Niña se presenta con una fuerte incidencia en la primavera, con perfiles secos, y vamos a tener que esperar la recarga para la siembra. La expectativa es que hacia febrero, marzo y abril la Niña cambiará por un ciclo neutro, lo que le permitiría a los cultivos de la zona llegar al período crítico con recarga de lluvias”, remarcó Diego López, coordinador técnico de la mesa agrícola de la región.

La información para la toma de decisiones 2020/2021 se focalizó en las últimas 11 campañas, ya que, a partir de la seca de 2008/2009, la zona modificó su estrategia productiva y dio paso a las siembras tardías de maíz –pionera a nivel nacional– con la inclusión de grupos de madurez de soja más largos.

Toda la información relevada –aseguran desde la región Crea– constituye una gran base de datos para presupuestar el actual ciclo agrícola. “Es un input importante para saber qué podemos llegar a producir; debemos trabajar por sitio específico para lograr los mejores resultados lote a lote” remarcó Javier Tobal, asesor Crea del grupo Totoral.

Parámetros

A partir de considerar las tres zonas en las que se divide la región (la sur, por debajo de la ruta nacional 19; la centro, entre las rutas 19 y 17; y la norte, por arriba de la ruta 17), Lourdes Cornavaca, analista técnica de la mesa agrícola y coasesora del grupo Jesús María, comparó los rendimientos de maíz y soja en años Niña y Niño.

En los lotes ubicados al sur de la ruta 19, en campañas bajo los efectos Niña, los rendimientos de maíz promedio fueron 75 quintales por hectárea, mientras que en condiciones de precipitaciones por encima de lo normal (Niño), la productividad subió 20 quintales.

En la zona centro, bajo el comportamiento de la Niña, los rendimientos promedio de maíz son de 78 quintales, 10 quintales por debajo de los resultados en un año Niño.

Más al norte, por encima de la ruta 17, el fenómeno Niña aporta rendimientos en el maíz de 60 quintales, mientras que en un año Niño la productividad crece a 80 quintales.

“En la región tenemos una brecha entre año Niña y Niño, de sur a norte, que va entre 10 a 20 quintales por hectárea”, explicó Cornavaca.

En el caso de la soja, en la zona sur de la región, la Niña proporciona rendimientos de 25 quintales por hectárea, contra 40 quintales bajo condiciones de un Niño.

Hacia el centro, la diferencia entre ambos fenómenos es de 10 quintales, mientras que en la zona norte, una campaña bajo condiciones Niña promedia 18 quintales, contra 33 quintales en un ciclo bajo efecto Niño.

Cuándo hacerlo

Cuando el clima es deficitario, la fecha de siembra y su correlación con el rendimiento es otro dato que contribuye a la toma de decisiones. “En el caso del maíz, en la zona sur de la región, el pico de rendimiento se da hasta el 20 de diciembre y luego comienza a disminuir. En año Niña, por su parte, se mantienen las tendencias para esa fecha, con techos algo inferiores”, observó la asesora técnica.

En el centro de la región, muchos lotes sembrados hasta el 20 de diciembre conservan en año Niño el techo de rendimiento, mientras que durante un escenario Niña también se mantiene esa posibilidad durante todo el mes.

A medida que el maíz se siembra más al norte, todo diciembre ofrece chances de alcanzar buenos rindes en año con lluvia normal. Según los datos aportados por la mesa agrícola, en año Niña ocurre algo similar, con menores perspectivas para las implantaciones de enero.

La soja, por su parte, muestra en la zona sur de la regional un excelente potencial en año Niño durante los primeros 20 días de noviembre, para luego comenzar a perder productividad. En campañas bajo la influencia Niña, los mejores rendimientos también se observan en noviembre.

En el centro, entre el 10 y el 30 de noviembre es la mejor ventana de siembra para la oleaginosa en ciclos agrícolas bajo condiciones Niño. La tendencia es similar, según los datos del movimiento Crea de la zona, en campañas Niña.

Hacia el norte de la provincia, el mayor potencial de la soja en un escenario Niño está en las implantaciones durante todo diciembre, con disminución a partir de enero. En año Niña se observa un comportamiento similar, agregó Cornavaca.

Siembra y seguimiento

La fecha de siembra aparece como una herramienta de decisión que puede contribuir a acumular más agua en el perfil. “La soja comienza a perder rendimiento a partir de la segunda quincena de diciembre y en el caso del maíz se puede ir un poco más allá”, diferenció Tobal.

Además de lograr la recarga necesaria del perfil para la siembra, otro punto crítico que se avizora para la presente campaña es la logística de siembra. “Va a estar muy concentrada, con pocos días de pulso de siembra”, admitió el técnico.

Instalado el cultivo, el milímetro de agua va a ser el recurso más escaso. Debido a ello, los asesores Crea consideran clave tomar medidas para su preservación: evitar consumo por malezas, no descuidar la fertilización balanceada que ayuda a eficientizar el agua disponible, y estar atento al ataque de plagas, como trips y ácaros. En años secos, la cogollera puede ser un visitante indeseable para el maíz, por lo que se recomienda su monitoreo. Si bien a priori la falta de humedad no sería terreno fértil para las enfermedades, su seguimiento también es recomendable.

ALEJANDRO ROLLAN – LA VOZ – AGRO VOZ

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