Interés General

La hinchada argentina es la más cabulera y sentimental del mundo 🇦🇷

¡Compartir es demostrar interés!

Uno de cada cuatro argentinos practica “rituales” para ayudar a la Selección. Repetir la ropa y ver los partidos en el mismo lugar y con la misma gente son los más comunes. Además, son los más “emocionales”.

El fútbol es una pesadilla. Hay que aguantarse los nervios de cada partido, dudar del árbitro hasta cuando acierta, enojarse con los jugadores si las cosas no salen y caer en depresión si al equipo le va mal. Encima, cumplir con las cábalas.

Ponerse la remera vieja que siempre trae suerte o bloquearle la salida del living a cualquiera porque “estamos ganando” y ahora no hay que tocar nada. Una encuesta realizada en cinco países de América Latina confirmó que los argentinos somos los más cabuleros y los más emocionales de la región. No paramos de sufrir.

Pero así y todo, el fútbol nos encanta. Y no lo cambiaríamos por nada el año en el que Messi puede llegar a consagrarse jugando el Mundial en Brasil.

El estudio agrega: siete de cada diez argentinos admiten que insultan para descargar la tensión durante los partidos. Esa proporción es similar a la de la hinchada chilena, pero está muy por encima de lo que dicen hacer brasileños, colombianos y mexicanos.

Por otra parte, un 20% de los que apoyan al equipo de Messi admite no sentir remordimiento si tiene que “putear” en compañía de terceros durante el partido. En este ítem, la diferencia es radical: sólo un 7% de los brasileños maldice libremente por “la calentura”, sin sentir culpa.

Supersticiosos, calentones y malhablados. Los ejemplos de cábalas, adentro y afuera de la cancha, son inagotables. El Indio Solari reconoció, en un reportaje: “Cuando el rival ataca a Boca, hago los cuernitos”.

Algunos rituales rozan el disparate: en su época de futbolista en Estudiantes, Carlos Bilardo se acercaba todos los sábados a las vías para ver pasar el tren de las 18, un día antes de cada partido. Además, en los mundiales que dirigió a la Selección, el Narigón les prohibía a sus jugadores comer pollo. Creía que era “mufa”.

FUENTE: Clarín.

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